viernes, 15 de abril de 2011

Guía de supervivencia para la simpleza 1: Tiburón.

¿Qué quiere decir esto? Pues me dispongo a dar unos CONSEJOS (¡SÍ! Me permito el lujo de darlos) para cocinar algunos platos que me han salido decentemente.
Como obviamente, YO NO SÉ COCINAR, tampoco quiero ofender a ningún posible cocinero que me lea (en un presente o futuro) y cuyos pensamientos al navegar por el blog sean palabras como "ULTRAJE", "TRAICIÓN", "DESHONRA", "VERGÜENZA", "FACEPALM", "¿PERO ESTA TÍA DE QUÉ VA?", y un largo etc.
Así que desde mi más profunda humildad, me dispongo a dar consejos para la cocina más simple de los alimentos de los que hable. De ahí el nombre: Si cocinas como yo (for dummies and retarded), será fácil pero lo justo para no morir de inanición.

¡En fin! Empecemos pues.
Para el plato de hoy, quiero que nos pongamos en escena con esta música de ambiente, para entrar bien en la materia. Dale al play y sigue leyendo.



Hoy cocinamos... TIBURÓN.



A no ser que seas más heavy que un escupitajo de lava y vayas a pescar un tiburón con tus propias manos, la opción más recomendable es que lo compres en la tienda.
Del que voy a hablar yo es un tipo de tiburón que se llama tintorera.

Pero yo no lo llamaré así, mola muchísimo más hablar de que cocino tiburones, ¡¡jeh!!

El tiburón que yo tenía era congelado.
Mi primer consejo es que si es congelado, estés atento a la hora de descongelarlo.
JAMÁS he visto un pescado que suelte tanto líquido. Tampoco he cocinado muchos pescados, pero en serio, este es excesivo.
A pesar de que lo escurrí un par de veces en su proceso de deshielo, el plato donde estaba puesto el tiburón se desbordó de agua. Agua de hielo y entrañas de tiburón, cuyo olor te hacía creerte en alta mar, sintiendo la cubierta a tus pies mientras oyes de lejos las continuas quejas de tu tripulación...

- Oye, ¿hacemos ya la cena o qué? - dijo mi hermano.
- Sí, sí... grumete. - dije, saliendo de mi ensimismamiento.

Una vez descongelado, nuestro tiburón debería tener una pinta tal que así

Tiburón crudo. BRUTAAAAL TRONCOOOO

Como vemos, tenemos en en el centro una especie de espina dorsal tiburonesca, la cual está muy dura.
Mi segundo consejo
es que NO INTENTES quitarla. Yo lo hice la primera vez, y destrocé todo el pescado: Está bien pegada, es difícil de quitar, y bueno, es un engorro. Lo mejor es que lo hagas todo de una vez y una vez cocinadito, ya te entretienes quitando las partes duras.

Recuerdo que mi hermano y yo estamos a dieta, así que preparamos el tiburón a la plancha. No tiene ningún misterio este proceso, así que así fue como quedó:

¡Y casi ni se ha encogido! ^^

Una ventaja es que, a diferencia de los demás pescados que hago, no se me destrozó NADA en la sartén. ¡Ay, tiburón, tú si que eres un buen pescao'!
Por otro lado, al separar un poquito con el cuchillo lo comible de la espina dorsal tiburonesca, se puede comprobar que sale muy bien, como decía antes:

Se separó tan suavemente que aún me emociono *__*

Como último consejo, mi hermano no se la juega con mis inventos, así que le hice el tiburón a la plancha y ya está.
Sin embargo, yo me lo hice con pimienta y está bastante mejor. Muy sabrosón.

Ahora que me fijo, ¿le eché mucha pimienta? Bah, qué mas da.

Esta vez sí que se me destrozó un poquito, pero porque mi trozo de tiburón no era una circunferencia perfecta como el otro que le preparé a mi hermano.

¡Eso es todo! Os animo a todos a que os hagáis tiburones de cena y lo vayáis contando por ahí.

- JODER... Estamos comiendo tiburón... de aquí a comernos un jaguar sólo hay un paso, querido hermano... - dije con epicidad y mirando al infinito.

- Estás tonta. - respondió él.