Principalente porque lo mismo tu bacalao te queda algo así:
Por supuesto, hay que empezar a montar en bici con ruedines y cosas así. En mi caso, los ruedines de mi cocina son los tapers de mi madre, la comida precocinada para microondas y los congelados. Y sobre estos últimos hablaré hoy:
Me disponía a cenar arroz de bolsa. Dicho así suena un poco raro, pero se trata del arroz congelado que venden por ahí:
No era mi primera vez con este comestible, pero como digo que mi memoria es volátil cual RAM (la frikería del día), tuve que mirar las instrucciones para hacerlo, que vienen explicaditas en modo para tontos detrás de la bolsa.
"No hace falta descongelar, echar 3 cucharadas de aceite en una sarten y calentar, verter el contenido, remover constantemente bla bla bla"
La otra vez que cené arroz, lo hice en "dos tandas", pues me asustaba que no me cupiera en la sarten todo el arroz que había. Este día, tenía bastante prisa (por estudiar, mi idea era cenar como un pavo y sin saborear y volver corriendo a mis "ADORADOS" libros), así que le dije a mi hermano:
- Hay que jugársela con el arroz de bolsa, ¡para dentro!
Y eché todo en la sartén. Al momento de hacerlo me arrepentí, pues era tanta la situación rebosante que se me escapaba de las manos:
"Remueva constantemente" decían las instrucciones de la bolsa. Ante tal cantidad de arroz, ¿CÓMO REMUEVES CONSTANTEMENTE?
De cualquier manera, lo intenté. Removí constantemente con una paletita, mientras que con cada grano de arroz que se me escapaba fuera de la sartén, yo soltaba un gruñido. Y solté muchos.
Cuando se terminó de hacer, serví el arroz en dos platos aparte, y al volver la vista al gas (ya parado, eso sí), ya no sabía si estaba en China o en mi propia cocina:
Me falta un gorrito así
La diferencia es casi nula
Pero bueno, para que veáis mejor el arrozal, despejo un poco el panorama:
Así que el tiempo que había ahorrado echándolo todo de una vez, lo perdí limpiando GRANO POR GRANO lo que se me había caído.
P.d. Encontré granos hasta en el suelo (¿¿¿???)
Concluisón: Si tienes unas manos de cazo como yo, no te pongas a remover arroz en una sartén desbordada.