viernes, 25 de marzo de 2011

Estoy hasta los huevos cocidos.

Pocos palos me quedaban por tocar en el asombroso mundo del huevo. Ya hice mi huevo frito feo, mi tortilla de cartón, y os voy a contar qué pasó la primera vez que quise hacer un huevo cocido.

Objetivo: Cocer un huevo. (Foto googlera, bella)

Resulta que estoy a dieta, como buena esclava del modelo utópico de la sociedad. Como inciso, diré que cada vez que me siento a la mesa, me pregunto qué estoy haciendo con mi vida y por qué no me voy al puto Burguer King a hartarme de Steakhouses con alitas de pollo, y brownies de postre. Miro mi pechuguita de pollo baja en grasa y hecha a la plancha y mi ensalada de lechuga; y cuando estoy a punto de salir pitando a ponerme hasta el culo de comida basura, los delirios de mi mente débil y facilmente manipulable me duevuelven a la realidad de un guantazo, al mirar hacia abajo y encontrarme las lorcitas de mi tripa :(
Por eso últimamente parece que cocino hasta bien, ya que todo lo que me hago es a la plancha o ni siquiera hay que cocinarlo.

Eeeen fin, pues aquella noche me faltaba algo de cena, y como no tenía nada aparente por la nevera, le dije a mi hermano:

- Oye tío, ¿y si nos hacemos un par de huevos cocidos?
- Vale - respondió él.
- Llama a mami, a ver cuánto tiempo tienen que estar cociéndose.

La llamada de la ayuda a nuestros padres nos informó de que los huevos debían estar cociéndose unos 10 minutos.
Dicho y hecho. Llenamos medio cazo de agua, echamos los huevos y a esperar.

Tras pasarse los diez minutos (exactos, yo diría), mi hermano me avisó impaciente:

- Ya se han pasado los 10 minutos, ¿los sacamos ya?
- Naaah... Déjalos otro poco más. Una cosa que deberías saber es que la unidad de tiempo materna no es una ciencia exacta.
- Ya pero ese huevo tiene una raja.
- Tú hazme caso a mi, que yo soy la que prende fuego a la cocina.

A regañadientes, mi hermano me permitió dejar un tiempo de cortesía a los huevos. Al ratito, saqué el que tenía la raja y lo pasé por el grifo porque quemaba.
Me dispuse a pelarlo, pero en esste proceso mi cara empezó a cambiar. Y mis dedos a tocar algo que no era "cocido".

Si hubiese salido un pollo de ahí, no me habría extrañado lo más mínimo

¿Pero qué coj...? ¡Esto es una inmundicia! Me empecé a cabrear, porque está claro que el mundo huevil tenía algo en mi contra. Por supuesto, no podíamos devolver el huevo al cazo para que se siguiese haciendo, así que opté por guarrear y después tirarlo a la basura.

Lo que digo, una asquerosidad.

- Nos han mentido. Mami nos ha mentido. - dije con solemnidad.
- ¿Y ahora qué hacemos? Si echamos otro, uno se cocerá más que el otro. - preguntó mi hermano.
- ¿Pero cómo pudo...? ¿Mentirnos a nosotros, unos pobres desgraciados inútiles en la cocina...? ¿¡CUÁNTO TIEMPO!? ¿¡CUÁNTO HAY QUE ESPERAR PARA QUE SE CUEZA UN HUEVO!?
- Lo mejor es que saquemos el que está ahora en el cazo. Echamos otro, y esperamos más o menos el mismo tiempo, y luego los volvemos a juntar. Para que estén equilibrados y eso.
- Haz, haz lo que debas, yo estoy demasiado indignada. Ù_Ú

Pasados otros 10 minutos, juntamos los dos huevos en el mismo cazo. ¿Cuánto debíamos esperar entonces? ¡CUANTO MÁS MEJOR! Así que los dejamos otro cuarto de hora allí cociéndose. No sabíamos qué podía pasar, pero si nos salían malos, o demasiado cocidos, pensábamos rendirnos. Tirar todos esos cigotos fallidos de gallina y cenar alguna chorrada. Yo prefería morirme de inanición a seguir sufriendo.

15 minutos después...

- Ha llegado el momento. - dije - Enfermera, bisturí.
- ¿Qué?
- Que me des uno de los huevos y algo para romperle la cáscara.

Empecé a quitar un poco de piel. La superficie blanca huevil parecía consistente. Eso era buena señal. Ufffff... Tanta tensión me estaba crispando.

- ¡ENFERMERA! ¡SUDOR!
- Déjate de hacer el idiota, y venga.

Quité casi toda la piel, y una sonrisa empezaba a cruzar mi cara...

- ¡COCIDO! ¡ESTÁ COCIDO! ¡ESTÁ COCIDOOO! ¡MUAHAHAHAHAHAHA!




Clara dura y tacto consistente :D

Por si acaso, lo partí por la mitad, para comprobar la yema, que era lo más importante. Salió algo bastante decente :)

¡Síiiiiiiii!

Tan contenta como estaba, hicimos la operación con el otro huevo. Sin embargo, ésta no tuvo tanto éxito y la yema salió un poco cruda :(

Jo... :(

Le dejé a mi hermano el huevo bonito, en agradecimiento a su apoyo moral, y nos pasamos toda la cena hablando de por qué los padres mienten a sus hijos en temas culinarios.

Días después, mis padres vinieron a recogernos para volver al nido familiar, y aprovechamos para recriminarles sus mentiras.

Nos dijeron que no nos habían mentido, y tras contarles la historia de cómo tardamos una media hora en hacer dos huevos cocidos y uno mal cocido, se rieron cariñosamente, nos llamaron inútiles y nos dieron un consejo que me hará mejor persona en el apasionante mundo de cocer huevos:

"Hacerlos a fuego lento... que si no por dentro no se hacen."

Sin embargo, para la próxima vez espero encontrar una barra de huevo cocido, rollo salchichón, como ésta y evitaré estas historias desagradables:

¿Venderán esto por internet?

miércoles, 2 de marzo de 2011

El invento popeyesco

En un principio, pensaba obviar la parte chunga de esta historia. Quedar como una persona perfecta y sin ningún tipo de inconveniente culinario. Pero todos sabemos ya que no soy tal persona.
Sin embargo, me he dicho: Soy un ejemplo de autosuficiencia y saber hacer, unos nervios de acero en situaciones desesperadas, soy una mente imprevisible y llena de recursos, soy un MacGyver de los fogones, ¡¡¡soy DIOS!!! MUAJAJAJAJA.
Vístanse con sus mejores galas, salgan a la calle a celebrarlo, que suenen redobles de tambores y que las charangas campen a sus anchas por la ciudad, porque...


¡¡¡¡HE HECHO UNA COMIDA BIEN!!!!




Hace poco, me decidí a hacer espinacas. Congeladas. (¿Tanto presumir para eso? Efectivamente.)
Las espinacas congeladas, o al menos las que yo compré, vienen concentradas en cubos perfectos.

Canon de la belleza: El cubo.

Creo que para una persona, la ración normal es de 4 cubos, a ojímetro.

Aquí hay 8 (dos raciones), pero se puede comprobar que los cubos no eran tan cubos.

En la bolsa se especifican dos caminos cociniles: hacerlas en cacerola o hacerlas en un taper al microondas. A pesar de que la bolsa recomendaba la opción del taper en el microondas (porque así se conservaban el 100% de las propiedades de las verduras) a mí me pareció una opción demasiado heavy para ser mi primera vez, así que me decidí por el cazo.

Aunque, como os cuento, te dan muchos detallitos sobre las propiedades de las verduras y no sé qué historias (que a mí me importa poco, pues me las voy a comer igual), NO VIENE CUANTA CANTIDAD DE AGUA HAY QUE ECHAR. Así que yo me la inventé, y llené más o menos la mitad del recipiente cacil de agua.
En cuanto empezó a hervir, arrojé mis piezas cúbicas de espinacas al agua ebullente, las cuales al tocar su superficie hacían un gracioso ruido de "¡plop! ¡fssshhhh!".
Como curiosidades de inexperta, diré que cuanta más agua eches, más rápido se te desbordará el cazo de la espumilla esa que sale, y tendrás que bajar el fuego. A mí me jode tener que bajar el fuego, realmente me sienta mal, así que considero este dato importante.

Las espinacas se fueron cociendo felizmente, por yo me emocioné mientras las revolvía de arriba a abajo, para que se deshiciesen bien los cubos.

¡Popeye el marino soy, fiu fiu! (8)


La historia no tiene más chicha, pues se hicieron y yo me quedé muy feliz. Paré el fuego y me dispuse a buscar un "aparto escurridor" (véase imagen), para quitar el agüilla de mis espinacas.

Tecnología punta :)

Revolví todos los cajones y, oh sorpresa, oh dolor, lo único que encontré fue...

Tecnología gorrión :(

Y he aquí donde entra mi maña e improvisación, ¿cómo hacer para colar toda mi cantidad de espinacas con esa pequeñez hecha para colar zumos?
Se me ocurrió coger un taper vacío, y ayudada con una cuchara de madera, me puse a cola POCO A POCO las espinacas. El proceso está explicado en el siguiente dibujo:

OLÉ, OLÉ Y OLÉ.

Tras este laborioso pero rotundo éxito, las sofreí con ajo, y me las comí. Muy ricas todas. :)
Por cierto, en el sofrito, las espinacas empezaron a "dar saltos" (Y NO ES COÑA) en su propia sartén, manchándome los azulejos de al lado de los fogones de motitas verdes. Por suerte, se limpiaron con facilidad.

Pd. Buscando una imagen en Google de unas espinacas perfectas, me he encontrado con los siguientes "postres" que casi me dan ganas de potar. No porque no estén buenos (que no lo sé, y espero nunca saberlo), si no porque me imagino los postres reales, dulcecitos, y luego me imagino que están hechos con espinacas. Y AZÚCAR (aunque no lo lleven, pero mi imaginación es así). PUAG.

Asco 1: Tarta cumpleañera con espinacas.


Asco 2: Tarta/pizza (no lo sé muy bien) con espinacas.


Asco 3: Brazo gitano de espinacas.


Dios, que mal cuerpo. No sé si volveré a comer espinacas después de esto.