viernes, 3 de junio de 2011

El secreto del buen Lavador de Platos

Bueno, antes de nada, he de excusarme por mi "abandono bloggero" (que no es abandono, porque he vuelto, siempre vuelvo, como los domingueros a sus casas del pueblo, como los Jingle-Cats en navidad, como las rebajas que no son tan rebajas al Corte Ingés), y es que estaba de exámenes en la universidad. Bueno, estaba, y lo sigo estando.

En uno de mis momentos de descanso entre estudio y examen, me encontraba hablando por el msn con un amigo, cuando de repente me hizo la siguiente pregunta:

- ¿No te ha pasado esto millones de veces en el piso?

Y me adjuntó la siguiente imagen:


Situación normal de jóvenes inexpertos del fregoteo... ains, AFICIONADOS.

Con nostalgia observé el dibujo, pues a mí eso YA NO ME PASA. ¿Y por qué? Porque he desarrollado un movimiento ágil de muñeca digno de Rafa Nadal que acompañado de unos teoremas matemáticos inventados por mí, impiden que el agua me chorree hasta el mangote (mangote = puño de la sudadera) o hasta casi la axila si ese día llevo camiseta corta.

Primero empezaré contando qué es lo que NO se debe hacer. Es un fallo común, mío también cuando era joven e inexperta, sostener el plato de tal manera que las líneas de líneas de dirección son paralelas y las de sentido son perpendiculares en un ángulo de 90º, tal y como se muestra en el siguiente dibujo:

Repito: Esto NO SE DEBE HACER

Como vemos, la posición del plato con respecto de la mano hace que el agua caiga, gracias al efecto gravitatorio, hacia nuestro bracito.

El truco está en cambiar esta posición lineal de mano-plato girando levemente la muñeca en el sentido contrario a las agujas del reloj, hasta que el plato forme con la linea imaginaria que se encuentra perpendicular a nuestra mano un ángulo de unos 50-60 grados al que he bautizado como "ángulo perfecto". Sé que este párrafo físico-matemático es inentendible, así que para mayor comprensión he plasmado la imagen mental de la teoría en un dibujo de paint:

Perfeccionar la técnica del ángulo perfecto me llevó lustros

Sin embargo, a pesar de que esta posición para sostener el plato dejará tus mangas secas, si quieres ser el "Master of DishWashing" voy a enseñarte el secreto mejor guardado del mundo de los lavaplatos manuales, que te llevará al éxito en cualquier situación fregoteadora.
De nuevo, para explicarme mejor (bueno, y porque me encanta dibujar), adjunto un esquema paso a paso.

Olvidé decir que conviene cerrar el grifo, por aquello de ahorrar agua y salvar al planeta

La flecha roja indicará la dirección que ha de tomar el plato, mientras que la flecha azul indicará la dirección de nuestra mano.

Paso 1: En el fregadero, sacudiremos el plato levemente, pero haciendo movimientos rápidos de arriba a abajo, con el objetivo de quitar el agua innecesaria.

Paso 2: Establecemos en la pila el "Ángulo Perfecto" explicado anteriormente, sin peligro de mojarnos en ningún momento, ya que consideraremos el nivel del fregadero como una especie de símil del "nivel del mar", donde no hay pendientes posibles que hagan que el agua moje nuestro brazo. A no ser que lo metas debajo del grifo, pero eso es culpa tuya.

Paso 3: Ascendemos el brazo, elevándolo por encima del "nivel del fregadero", MANTENIENDO LA POSICIÓN DEL ÁNGULO PERFECTO. Este paso es el más importante y el hacerlo bien depende de nuestro éxito en la misión, o el desastre y la más horrible de las vergüenzas.

Paso 4: Una vez llegado a nuestro destino, el "reposaplatos" (me pregunto como se llamará realmente...), podemos volver a girar la muñeca a la posición original. Es lo más común, y lo que he representado en el dibujo, girar el plato hasta que el ángulo que forme con tu mano coincida con el reposaplatos. Para dejarlo ahí y olvidarte de él.


Si has realizado este proceso correctamente, tu brazo estará seco. Y yo me sentiré orgullosa, pues el aprendiz habrá llegado al nivel del maestro.
Si algo hiciste mal, no desesperes. Controlar esta técnica requiere lavar platos, muchos platos, y no a todo el mundo le sale a la primera. Y recuerda:



"Dal cela, pulil cela, Danielsan" - Miyagi dixit.


Como último consejo, te diré que tengas cuidado al fregar los vasos, ya que si introduces el estropajo-esponja con demasiado ímpetu en el vaso, te puede saltar espuma a la camiseta y/o a los ojos/gafas.

¿Estropajo-esponja = Estroponja?

2 comentarios:

agae dijo...

yo ya controlaba el ángulo "perfecto" pero lo de el énfasis estropajil con el vaso sí que me pasa demasiadas veces. me encanta fregar, supongo y por eso le enchufo al estropajo con toda mi fuerza.

gracias :D

Jesús Ángel dijo...

¡Entrada nueva! ¡Me encanta! Jajaja

Yo domino esta técnica desde tiempos inmemoriables, mi madre desde bastante pequeño (a mis 7 años o así) ya me hacía entrar en esta labor del hogar y tuve que sufrirlo todos los al medio días hasta los 14 o 15 que compramos el lavavajillas y me salvó, aún así a veces la sigo practicando para no perder eficacia en mi técnica y es como montar en bici, ya no se olvida.

PD: El reposaplatos siempre le he llamado el "platero", no sé si será su nombre real.